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Poemas de Victor Chenna

María ángel moreno

María se abrió a la vida

solita con su bravura,

un sueño de ser estrella

ronda su alma y la tortura.

 

Peleando a brazo partido

entre amor y desventuras,

quimeras de marquesinas

en su corazón maduran.

 

Canta y baila para mí

seduciendo en la penumbra,

canta y danza para mí

seduciendo en la penumbra.

María sos una estrella,

con tu propia luz me alumbras.

María sos una estrella,

con tu corazón me alumbras.

 

Baila sola y el espejo

le agasaja su figura,

devolviéndole contornos

de cadencia y donosura.

 

Ángel moreno, la noche

te espera junto al camino

para revivir un sueño

de estrellas en tu destino.

 

Por el sendero los sueños

se trepan a tu esperanza,

a ritmo de tus caderas

por si la vida te alcanza.

 

María en el firmamento

has encendido una estrella,

de noche busco su luz

y se haga sueño mi pena.

Los diez mil días

Como un presagio de lágrima

llegue a bañar tus mejillas,

a modelar por tu arcilla

el paso azul de los años,

a la distancia te extraño

y el sendero no se siente

cuando vuelvo penitente

hasta el templo de tus labios.

Impaciencia adolescente

voraz expresó sus ansias,

remontando la distancia,

este hoy tiene su peso,

diez mil días y sigo preso

como una huella en la arena

que ama el mar que la llena

cuando de agua le da un beso.

Así te he ido aprendiendo,

presentirte fue mi ciencia,

por tres actos de inocencia

saberte multiplicada,

así en uno la mirada,

así en otro la simpleza,

así en los tres la belleza

de madre y mujer amada.

Siempre te he amado… es eso

encontrarte en el elixir de la vida,

te bebo despeñado y la caída

es cometa hacia el cielo de los sueños,

donde arrecian obstinados los empeños

y nos trenzan ilusiones en las manos

de asombros, de improntas, de arcanos,

transformando travesuras en ensueños.

Hoy al alba te contemplo,

como diez mil veces te he visto

y me recuerdas que existo,

desnuda como La Maja

por otras diez mil… baraja

que este juego es de verdad,

somos mitad y mitad,

te lo grito en voz baja.

La muerte de un pájaro

La senda está tiritando,

es verano, no lo entiende,

acompasada va al ritmo

de cien zapatos de muerte.

 

Solamente fue una voz,

desvelado su cantar,

el silencio desgarrado

de Viznar a Alfacar.

 

A la boca de un barranco,

un maestro y dos obreros

escoltando van el fuego,

para que se repita en cientos.

 

Hízose el cielo añil,

al aire voló un papel,

que despenaba la historia

de aquella casada infiel.

 

Una barca hace a la mar,

desvelada va de albor

y en la casa de Bernarda

se han enfermado de amor.

 

La salva parió una voz,

la voz parió un coral,

en desierto de metralla

ha florecido un cantar.

 

Ahí van los sueños

buscando el cielo,

desde la altura todo se ve,

mientras la lágrima,

venida en lluvias,

vuelve a las cinco

a tomar el té.

Dioses

Justo al límite de la razón,

cabalga un jinete, luz fugaz,

sangre y fuego en el corazón,

persigue quimeras de agua y sal.

 

Signado por dioses que le dan

la premisa astral de renacer,

viaja en un alado corcel

por nubes blancas de numen van.

 

Dicen que los niños lo guardan

a la hora azul de ir a jugar,

hijo de la lágrima su cruz

florece con ellos al soñar.

 

Habla mil idioma, es una voz,

tiene mil colores, una piel,

mil canciones en una canción,

se mueve al compás de un corazón.

 

Más de mil hazañas, un perdón,

la selva, el asfalto, cerro y mar.

Bardo callejero la ilusión

por cuatro monedas o un millón.

 

No importan los años, uno o cien,

simple convicción de perdurar,

legar en el hijo la intención

por si te toca ir a descansar.

 

A volar jinete cielo en pos

la razón no debe limitar,

es tiempo de que vuelva a jugar,

hay un niño en mí que va con vos.

A penas, penas

En un camino de metáforas

el canto perdió el compromiso

a veces no andan tan juntos

parece que no es preciso.

 

En la tienda de olvidades

la urgencia robó un collar

detenida y demorada

no se lo quiere sacar.

 

Por un sendero de especies

el quiso tomó color

hay sin la sal de unas manos

pobrecito su sabor.

 

Compré lo que no preciso

pa´ ver de que me servía

a penas lo voy pagando

ni sé pá que lo quería.

 

El lucero está cansado

hoy se ha quedado a dormir

total si nadie le canta

pa´ que va a salir.

 

La escultura sin pudores

su figura hace florear

la arcilla presta sus hijos

pa´ que aprenda a moldear.

 

Desnudo se va cantando

como el día en que llegó

los pájaros lo acompañan

pero los humanos no.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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