
|
Cuando Fabrina tuvo la gentileza de ofrecerme este espacio, con miras a que refiriera a la trascendencia que todo quehacer cultural implica, abordado desde la labor que hoy nos convoca, que es el espectáculo “Con Algo Por Decir”, tuve la certeza de querer y poder hacerlo, por eso creí que debía contarles por ejemplo; que estaba basado en las letras de 4 poetas de la región (Dani, Víctor, Ricardo y yo) y que uno de ellos (Víctor) las había musicalizado, que contábamos con directores en el ámbito artístico (Vilma), el músical (Ariel), el técnico (Puchi), y que más de 40 personas integraban el elenco-equipo que lo hacían posible, no obstante ello, intuí que resultaría inconsistente a la hora de describir cuanto nos había trasformado en nuestro sentir, en nuestro emocionar, en nuestro modo de estar siendo.
Quizás citar a un reconocido biólogo chileno,
Humberto Maturana me ayude. El diría algo así
"Siempre
estamos siendo, como sentimos que estamos siendo"
, es
decir no como pensamos que estamos siendo, ni como creemos, ni como
aparentamos, ni como decimos, ni como dicen, sino… como sentimos, y es desde esta visión que "nunca una emoción puede estar equivocada", puesto a que lo más
predispuesto a distorsionar es la razón. Es por ello que me he propuesto contarles
desde el sentir, lo que significa para
mí "Con Algo Por Decir" a sabiendas de que salvando las distancias, encontraré
similitudes con mis compañeros de labores.
Necesito obligatoriamente remontarme algunas
décadas atrás, para encontrar los primeros indicios que fueron poco a poco
gestando este gran sueño. Por supuesto que por muchos años, se presumía como
distante, inalcanzable. Decía entonces que dos situaciones, acaecidas por los
años 80, me habían servido de sustento para albergarlo. Por ese tiempo descubrí
la maravillosa poesía de Carlos Carlino, el segundo poeta más reconocido de la
provincia, que había nacido en un campo entre las localidades de Maciel y
Oliveros y que de joven había trabajado en el almacén de ramos generales de su
familia en Maciel, que había sido arquero del Club Alba, etc. Etc. Su modo de
escribir me encantaba, pero por sobre todo me intrigaba su historia, - que
hasta me parecía injustamente olvidada-, me asombraba suponer como un muchacho
de pueblo, había logrado escribir más de
20 libros, como pudo una de sus obras más destacadas "La Biunda" ser traducida
a más de 10 idiomas, ser estrenada por artistas famosos en la ciudad de Buenos
Aires, para luego recorrer muchísimos senderos, incluso en el exterior, pero lo
que más me sorprendía era que sus personajes, inspirados en vecinos de nuestra región, andaban viajando dentro de
un libro por todo el mundo. Esto me
parecía mágico y por eso intuía que su obra merecía algo más, que la obra de
todos quienes escribimos en nuestra región o en cualquier lugar merecían y
merecen algo más. Fue entonces cuando comencé a soñar que un día "todos" los
poetas de esta región, tendrían sus letras volando en canciones y que sus
creaciones podrían ser valoradas por sus propios vecinos, que no era necesario
ser famoso o reconocido para tener algo significativo que decir.
El otro hecho, que por aquellos tiempos, me
incentivó a incrementar la ilusión, fue la presentación de una obra en el Luna
Park, que se llamó "Canto a la Poesía", esto me dio por primera vez el indició
de que no era tan descabellado aquel sueño, claro que era difícil, acaso
improbable, pero no imposible. Para la puesta se habían musicalizado letras de Pablo
Neruda, que interpretaba Víctor Heredia, de José Pedroni, que cantaba Cesar
Isella y de María Elena Walsh, que vocalizaba
el Cuarteto Zupay.
Sin embargo pasarían más de treinta años,
-con algunos intentos fallidos en el transcurso-, para que aquello que tanto
había anhelado, se materializará de improviso ante mis ojos, fue en ocasión en
la que Víctor Chenna me llamó para decirme que tenía una sorpresa para mí,
parados en la calle sacó la guitarra del auto y me dijo "Escuchá , a ver qué te parece" y
para mi asombro comenzó a cantar "Una Simple Lluvia" un poema que yo había
publicado en mi primer libro en 1998. Francamente me invadió una enorme
emoción, estuve a punto de dejar caer las lágrimas, le di un fuerte abrazo, le
agradecí desde lo más profundo de mi ser
y le dije que sinceramente creía que mis letras no podrían ser cantadas,
porque presumía que eran muy difíciles como para logarlo y él me aclaró "Todas las letras, pueden tener música". Fue
allí cuando tuve la certeza de que "Con Algo Por Decir" era posible.
Muchas cosas aprendí desde entonces, fundamentalmente
desde la emoción, Previo al estreno en 2012 casi lloro al comprobar con orgullo
como nuestros ancestros habían bregado por las instituciones y la cultura, hoy
pisábamos un escenario, que ellos, nuestros abuelos y padres habían con su esfuerzo solidario
construido, y me sentí feliz de retribuirles de algún modo por esa visión. Sin
ir más lejos, el otra día mientras visitábamos una escuela promocionando la
obra, una chica nos preguntó ¿cómo es que se nos había ocurrido hacer esto? y
para responderle tuve que respirar varias veces porque se me entrecortaba la
voz, me dio la sensación de que rompería en llanto y no logaría hacerlo, porque
ella me estaba preguntando justamente por esta emoción indescriptible, la que nunca
hasta ahora había experimentado, que es
la de transitar por el sueño que un día había
soñado.
|